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Su toque abrasador

Apretando la camiseta contra mi pecho, me giré y mi respiración se quedó atrapada en mi garganta. Allí estaba él, rígido junto a la puerta, con la mano apretada alrededor del pomo mientras su mirada tormentosa y gris, más oscura que nunca, se posaba en mi cuerpo casi desnudo. Incluso con la camiseta...