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Setenta y uno

—¿Estás lista ya? —llamó Julian desde la sala de estar.

—¡Casi! —le respondí a gritos. Me apresuré a ponerme el pintalabios. Había estado esperando un buen rato. Julian me había pedido que estuviera lista para salir al mediodía, pero no había controlado el tiempo y apenas había empezado a vestirme c...