Read with BonusRead with Bonus

Setenta

Nos despertamos entrelazados. Su pierna sobre la mía, mi cabeza en su pecho, un brazo alrededor de él y el otro en su pierna. Por un breve segundo al despertar, no podía distinguir dónde terminaba él y comenzaba yo. No necesitaba hacerlo. No importaba.

—¿Julian? —susurré, tratando de averiguar si e...