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Sesenta y ocho

Acababa de salir de la ducha cuando sonó mi teléfono. Era Julian, en una llamada por Facetime. Estaba envuelto en una toalla, pero aun así contesté la llamada.

Estaba en mi nueva casa. Habían pasado unas semanas desde mi conversación con Julian. Me había ayudado a mudarme a un pequeño apartamento ...