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Sesenta y uno

Podía escuchar un tono de tristeza en la voz de Nua, y una culpa, tanta culpa, en la de Julian.

—¿Estás bien? —le preguntó suavemente.

—Estoy bien —respondió ella—. Ha sido... mucho.

—Me lo imagino. Supongo que tu padre y tu hermano no lo tomaron bien.

Ella rió ligeramente, pero no había humor e...