Read with BonusRead with Bonus

Cincuenta y nueve

Don me miró de arriba abajo por un segundo. Me sentí muy consciente bajo su mirada. Me moví incómodamente en mi asiento. Finalmente dijo:

—¿Qué pasa?

Tragué saliva de nuevo, sintiendo mi garganta muy, muy seca. Pero luego me enderecé. Necesitaba mostrar confianza, aunque fuera fingida. Y Dios, cóm...