Read with BonusRead with Bonus

Cincuenta y seis

Me desperté sintiéndome nauseabunda. Había un peso en mi pecho que necesitaba quitarme, y sentía que solo podría hacerlo vomitando. Corrí al baño, me incliné sobre el inodoro, tratando de obligarme a vomitar, pero no pasó nada.

Tenía una cita matutina con mi ginecóloga a la que necesitaba apresurar...