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Capítulo cuarenta y ocho

Me di la vuelta y, para mi horror, vi a Colton. Inmediatamente me quedé en silencio.

—Ven, Bella —dijo con calma, y me llevó por los pasillos traseros hasta su habitación. Me hizo sentar en el sofá de la sala de estudio vacía de su piso, pero me negué a decir una palabra.

Damien entró y se sorpren...