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Capítulo veintisiete

Aspen

—¡Esto es una mierda! —gruño a quien quiera que esté escuchando mientras todos salimos de la oficina del director—. ¿Una semana de detención por defenderme?

—¿Quieres saltarte el resto del día? —pregunta Boston, entrelazando sus dedos con los míos y deteniéndome en medio del pasillo. Cuando d...