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Capítulo ochenta y seis

Raleigh

Las lágrimas queman la parte trasera de mis ojos mientras Lincoln se mueve dentro de mí. Se siente tan bien, y puedo sentir cómo mi placer crece a medida que su ritmo aumenta.

—Joder, te sientes tan bien, nena. Te extrañé tanto —gruñe Lincoln, su voz baja y gutural, sus embestidas rápidas ...