Read with BonusRead with Bonus

Capítulo cuarenta y tres

Raleigh

—Tú —digo con voz ronca, habiendo decidido en el camino que ya estaba lista.

—Cariño, me estás matando —gime él, apartándose para mirarme—. Te deseo. Joder, cómo te deseo, pero solo cuando estés lista. Rosie y yo nos las arreglamos bien. No tienes que acostarte conmigo para demostrarm...