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Capítulo 384 Tengamos una hija

Oliver frunció el ceño, sumido en sus pensamientos.

Natalie miró a Oliver, ligeramente molesta e impaciente.

—¡Habla! ¡Y deja de pellizcarme!

En un intento inútil, trató de sacar su mano de debajo de las mantas para quitar la mano de Oliver de su mejilla.

Oliver le preguntó: —¿Sabes lo que hicis...