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Capítulo 512 La patada de Laura

La breve rigidez de Jackson no pasó desapercibida para Lillian.

Lillian se rió suavemente. —Suelta.

Pero Jackson se aferró a ella, con la mejilla contra su hombro y cuello, su voz ronca de disgusto.

—¡De ninguna manera! Es el aroma de Lillian, lo sé. No puedes engañarme.

Si no fuera por el cabel...