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Capítulo 245 Una sonrisa de gratitud

—¡Recuerda tu promesa! —le advirtió.

La mano de Micah se aventuró dentro de su ropa, volviéndose audaz una vez más.

En un instante, Sadie se derritió en su abrazo, tan maleable como la cera suavizada por el calor.

Su libertad tenía un precio: la obediencia.

Al salir de la finca de la familia Clem...