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Capítulo 1176 Demasiado nervioso

El cielo estaba despejado como una campana, ni una nube a la vista.

Sadie ayudó a los niños a salir del coche, y ellos se volvieron locos con la pradera interminable, vitoreando como si fuera la mañana de Navidad.

Arya, contagiada por su entusiasmo, gritó: —¡Oigan niños, es hora de cambiarse de ro...