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Capítulo 28 No es de extrañar que sea mi esposa

—¡No puedo creer que hayas hecho eso! —exclamó John, con los ojos muy abiertos.

—¿Qué querías que hiciera? —respondió María, encogiéndose de hombros—. No había otra opción.

John suspiró y se pasó una mano por el cabello. «Siempre tiene una respuesta para todo», pensó.

—Bueno, al menos estamos a...