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Capítulo 8

No puedo dejarla ir

Alexander miró a Quinn de inmediato, sus ojos llenos de asombro y confusión.

Ella lo miró seriamente. —Vamos a divorciarnos.

Él preguntó: —¿Estás haciendo un berrinche?

Ella agitó la mano. —No. Hace mucho que quería darte esto.

La verdad era que lo había preparado hace tiemp...