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Capítulo 1299

En una habitación tenuemente iluminada, la puerta chirrió al abrirse y dos hombres entraron.

Alexander, relajado en la esquina, hizo sonar sus cadenas.

Su rostro estaba perdido en las sombras, con solo unos pocos rayos de sol del tragaluz iluminando sus hombros. Su ropa estaba manchada con sangre ...