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Capítulo 858 No puedo darte lo que quieres

Al día siguiente era sábado.

El teléfono sonó, y Evelyn extendió la mano desde debajo de las cobijas y contestó: —¿Hola? ¿Quién es?

—¿Joshua? ¿Dónde estás? —Evelyn se incorporó de golpe. Si no había oído mal, Joshua parecía decir que estaba justo afuera de la puerta de la Mansión Kyte.

Después de...