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Capítulo 318 No a todos les gustan las rosas

El brazalete adornó con éxito la muñeca de Evelyn, y Dermot soltó un suspiro de alivio.

—Hola, mi novia.

Evelyn sonrió, sintiendo una felicidad indescriptible.

Al ver esto, todos no pudieron evitar bromear:

—Ustedes dos deberían dejar de tontear. ¿No les da vergüenza con tanta gente soltera mira...