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Capítulo 1001: No saber a quién odiar

Evelyn bajó la mirada y, tras una larga pausa, finalmente dijo:

—Lo siento.

—¿Lo sientes? —Dermot se burló, limpiándose el ojo—. No hace falta. Nunca tuvimos nada. Ahora puedes cuidar de quien quieras. ¿Qué derecho tengo yo a interferir?

Evelyn murmuró:

—Él me salvó.

—¡Sí, él te salvó! ¡Ojalá h...