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Capítulo 38 No te muevas, me temo que te haré daño

Sus ojos brillaban y eran claros bajo el reflejo de los fuegos artificiales, pero al mirarlos de cerca, parecía haber un rastro de tristeza.

Phillipe quiso mirar de nuevo, pero descubrió que la tristeza era fugaz, como los fuegos artificiales en el cielo, y no se podía rastrear.

Bajo la luz y la o...