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Capítulo 34 El collar de diamantes de la abuela

—¡Tú, tú, tú...!

¡Este mocoso, empujándome deliberadamente al fuego!

Por el contrario, la mirada de Abella se desvió, las comisuras de sus labios se curvaron ligeramente.

—No es necesario añadir medicina, solo que el vino no se puede beber en el futuro.

—Sí, sí, sí —asintió el señor Bourbon—. Abella...