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Capítulo 47: - Te lo ruego, abuelo

El abuelo dio dos pasos hacia adelante y extendió la mano para agarrarlo. —Déjame ver qué es esto.

Tan pronto como lo miró, se llenó de alegría. —¡Ah! ¡Embarazada! ¡Embarazada! ¡Genial, genial, genial, Penélope, qué suerte tienes!

El rostro de Kelvin se oscureció como la tinta.

El abuelo se sumer...