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Capítulo 332 Autolesionarse pero nunca tocar a una mujer

Los ojos de Kelvin estaban inyectados en sangre.

La droga le estaba afectando mucho, ¡y estaba perdiendo el control!

—¡Eres tú! —Kelvin agarró el cuello de Madison—. ¡Tú me drogaste!

Su agarre se apretó, casi rompiéndole el cuello.

La respiración de Madison se cortó, su rostro se puso rojo.

—No...