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Capítulo 128 El marido

Al salir, el estómago de Mónica gruñó con una demanda audible de sustento. El reloj ya había marcado las 2 p.m., la hora habitual del almuerzo. Timothy, al escuchar el sonido, no pudo evitar reírse. Le revolvió el cabello juguetonamente y sugirió:

—Primero vamos a conseguirte algo de comer.

Mónica...