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Capítulo 127 — Desayuno en París

Cuando salgo de la ducha y regreso a mi habitación, me complace ver que mi ropa para el día ha llegado – ropa de montar, gracias a Dios – y aún más al ver una pequeña nota encima. Me apresuro y agarro el pequeño sobre blanco, rasgándolo para abrirlo.

Es una nota simple y corta – como todas las de K...