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Capítulo 188: Ahuyentando las pesadillas

Lamar se cernía sobre mí. Sus manos y rodillas me mantenían inmovilizada, pero yo luchaba. Nunca dejaría de luchar.

—Así es, nena —dijo Lamar—. Déjame enseñarte lo que es el verdadero placer.

Esto no era placer. Esto era una violación. Si le importara en absoluto, si me respetara, se detendría al ...