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Capítulo 129: El ataque del lobo

No tenía la intención de herirla, pero no podía negar la sangre bajo mis uñas y las marcas de garras en el muslo de la chica. Ella gimoteaba y lloraba. Uno de los entrenadores corrió hacia ella, presionando una toalla contra la herida.

Otro entrenador se acercó a mí, alejándome de la escena.

No po...