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Pidiendo problemas

La llamada llegó cuando Eden menos lo esperaba, justo cuando estaba a punto de echarse una siesta vespertina con Aiden. No era un bebé quisquilloso, pero prefería la rutina a las sorpresas, y cualquier pequeño retraso en su horario lo ponía de mal humor.

—Aguanta, mi ángel, mamá tiene que atender e...