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Capítulo 148 No eres lo suficientemente bueno para él

Aferré el volante con fuerza, mis nudillos blanqueando. Bajo la amenaza del criminal, no tuve más opción que pisar el acelerador.

Incluso al salir del estacionamiento, el cuchillo seguía presionando mi cuello. Mi miedo aumentaba con cada milla.

Tratando de calmarme, pregunté, —¿Quién te envió?

E...