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98. Stefan

Alekos mira mi teléfono. —Más te vale no me pides el tiempo.

—No lo haré— prometo, y él me suelta.

Tras dejar el teléfono en el cargador, me doy una ducha rápida, lavando la sangre de mis heridas y la suciedad de los días pasados en el bosque. Mis manos tiemblan por el dolor, pero no puedo hacer ...