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Capítulo doscientos catorce

Adrik

—Sephie... —dije, casi sin aliento. Me quedé en silencio por un momento, tratando de encontrar las palabras adecuadas, pero mantuve mi mano en su cuello mientras ella seguía inclinada hacia mi mano—. ¿Recuerdas esa noche en la que te comparé con un diamante y tú dijiste que solo te comparar...