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Capítulo ciento sesenta y dos

Adrik

—Exactamente —le sonreí. Ella seguía sonriendo mientras levantaba su cabello y se daba la vuelta, pidiéndome que le bajara el cierre del vestido. Con gusto accedí y la observé deslizarse fuera del vestido frente a mí. No había visto su elección de lencería cuando se vistió. Inhalé profundam...