UNA MUJER PARA MI ESPOSO

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Capítulo 5 5

—Si te digo que no quiero que te acerques a él, es por una razón. No quiero que pienses que es porque voy a estar celosa, tú pensarás que no amo a Omar, pero no es eso. Es que amar conlleva muchas cosas y eso lo aprenderás con el tiempo, cuando se ama de verdad.

—De verdad, es usted una gran mujer, te admiro mucho, Kathe.

—Bien, querida, ¿qué dices si seguimos tomando y me cuentas de ti, de toda tu vida?

—Está bien, pero también me cuentas más de la tuya.

Las dos mujeres se quedaron tomando y Kimberly no tuvo de otra que quedarse en la casa Osorio a dormir.

...Al día siguiente, ella se levantó con un dolor de cabeza inmenso, pero fue sorprendida por Katherine que fue a llevarle el desayuno a la cama.

—¡Buen día, Kim! ¿Cómo amaneciste?

—Kathe, buen día, con un dolor de cabeza horrible.

—Jajaja, no tomas, ¿eh? Pero ya aprenderás. Mira, desayuna, tenemos mucho por hacer.

—¿Eh?

—Claro, el plano para el señor Piter. Además, he llamado a los que fueron mis maestros que te van a enseñar.

—Pero estoy en la universidad.

—No lo vas a necesitar, te vas a graduar con honores con mis maestros, son los mejores.

—Pero no puedo pagar eso, además no quiero dejar la uni, quiero vivir todos esos procesos.

—Ay, Kim, tú y tus peros. Pero vale, te entiendo, entonces seguirás en la uni. Ahora desayuna y ponte ese conjunto que he dejado ahí para ti, en el baño hay todo lo que necesitas.

—Gracias, gracias, Kathe, llamaré a mi nana, estará preocupada por mí.

—Oh, claro, Kim, y tranquila, hoy sí vuelves a casa —dijo Katherine picándole el ojo mientras salía de la habitación.

—Te ves preciosa, ven, vamos, hay mucho por hacer y como es fin de semana hay que aprovechar. Sé que va a ser difícil para ti, pero lo vamos a lograr.

—Está bien, estoy dispuesta a hacerlo.

—Esa es mi chica.

...Después de un largo fin de semana apretado de estudios, de trabajo, de aprendizaje, empieza el inicio de semana y el señor Osorio volvía hoy de su viaje, pero él no sabía nada y ellas pensaban tenerlo en secreto.

Kim se arregló bien y fue para la empresa para seguir con el plano. Se sentía tan feliz de ver que en dos días de clases con los máster y ya había aprendido tanto, tenía muchas ideas en mente.

Lo que ella menos quería, llegó. El señor Osorio la llamó.

—Sí, jefe —dijo ella con la mejor actitud.

—¿Cómo vas con el plano? Te queda menos de una semana.

—Bien, señor, ¿desea algo más?

Omar la miró de pies a cabeza y dijo: —Sí.

—Entonces, ¿en qué le puedo ayudar?

—Sé que tienes mucho trabajo con el plano, pero necesito que revises estos documentos. Mi esposa no puede, ella ahora está en unos asuntos y...

—Tranquilo, jefe, no tiene que darme tantas explicaciones, lo haré, después de todo es mi trabajo.

—Lo que menos quiero es que descuides el contrato del edificio.

—Y no lo haré, ahora si me permite.

Ella se acercó a los documentos, los tomó y dijo: —Me retiro a trabajar.

Ella dio la vuelta y salió mientras que Omar se quedó mirándola.

—Pensé que con este viaje la iba a sacar de mi cabeza, pero no es así, ¿por qué es una chiquilla? ¿Qué sentido tiene? No puedo sentir nada por ella, amo a mi esposa, la única mujer en mi vida.

—¿En qué piensas, cariño? —dijo Katherine entrando a la oficina.

—Cariño, ¿qué haces aquí? Pensé que ibas al médico.

—Sí, y fui, pero quería verte y saber si necesitas ayuda.

—Cariño, yo lo que necesito es que cumplas con el médico, sí, por favor, y te ves hoy preciosa.

—Gracias, mi amor, pero ¿por qué estabas de mal genio? ¿Es acaso Kimberly?

—¿Estás celosa? Es una chiquilla, vamos, esposa mía, no pasa nada.

—Y tú no tenías por qué ponerte tan nervioso, cariño, ¿por qué no me llevas a cenar a ese restaurante que tanto me gusta?

Era el día en que Kimberly Grey debía presentar su plano en una reunión muy importante ante el señor Piter. Ella nunca había presentado un plano, era su primera vez y esperaba haber hecho un grandioso trabajo. En la sala de juntas de la constructora todos la esperaban. Ella respiró un poco y abrió la puerta, atrayendo la mirada de todos. Kim miró a Katherine y esta le guiñó el ojo para darle un poco de seguridad.

—Buenos días —dijo Kimberly.

—Buen día, señorita Grey, he esperado ansioso este día, empieza que el tiempo es oro puro —ella asintió y extendió el plano en el pizarrón para poder explicarlo y dijo ella—: A todos los presentes les presento el plano para el señor Piter, he atacado todas sus sugerencias. Este plano representa el vivir, el soñar; este edificio tiene todo lo que los seres humanos buscamos: momentos en familia, diversión, buena gastronomía, lugares impactantes para las fotos de recuerdo. El placer que las parejas buscan tiene excelentes instalaciones de zona VIP exclusiva, además del parque de recreación y el gran estacionamiento. Aprovechando la gran área, tiene un lugar especial para los hombres y mujeres para jugar al fútbol, tenis, baloncesto. Será un lugar prestigioso en el que todas querrán estar. Muchas gracias.

Hubo un gran silencio y el señor Piter se levantó de su asiento y caminó hacia ella con una mirada seria y dijo:

—Definitivamente te di semana y media y me has hecho esto —dijo sin alguna expresión.

—Señor Piter —dijo el señor Omar, pero Piter le hizo señas de que se callara y volvió a dirigirse a Kimberly—. Señorita Grey, es usted una genio. Como agradecimiento por este proyecto, claro, la gran suma que te voy a pagar, acepte mi invitación para cenar esta noche.

—Acepto, señor Piter, muchas gracias.

—Solo Piter, por favor —él miró al señor Omar y dijo—: Tienes un gran diamante. ¿Dónde firmo para hacer trato?

Kim volteó a mirar con una gran sonrisa al señor Osorio, que estaba muy serio, y miró a Katherine, que estaba con una gran sonrisa.

Luego de horas, Kimberly se dirigió a la oficina del señor Osorio para entregarle el contrato firmado por ella como la arquitecta de ese proyecto.

—Señor, aquí está, ya listo y firmado.

—Te felicito.

—Gracias, jefe. Con permiso.

—Kimberly —dijo Omar.

—¿Sí, jefe?

—¿Vas a asistir a la cena con Piter?

—Por supuesto, jefe, ¿por qué no ir?

—Quiero recompensarte por el gran trabajo que hiciste.

—Oh, no, señor, no se preocupe, con trabajar aquí y mi sueldo es suficiente, además el señor Piter me pagará muy bien, muchas gracias. Pero quiero decirle una cosa, yo estoy feliz de haber logrado mi objetivo porque con esto le enseño a usted que no soy una chiquilla, puedo hacer muchas cosas. Con permiso, jefe, que pase buenas noches.

Kimberly salió dejándolo con la palabra en la boca. Sentía sus piernas temblar, tomó un taxi y fue rápido a su casa para alistarse para la cena con el señor Piter. Su celular empezó a sonar.

—¿Sí?

—Amiga, me tienes olvidada.

—Lo siento, de verdad sé que quedamos que nos veríamos hoy, Aura, pero tengo una cena importante.

—¡Uy, es un guapo hombre!

—Es de negocios, Aura, por Dios.

—Eres una mala amiga y hermana.

—Por favor, lo siento, te prometo que este fin de semana salimos y yo pago todo.

—Más te vale o si no pierdes una gran amiga.

—Vale, vale, te amo, chao.

—Oye, pero me cuentas todo, ¿eh?

—Sí, sí, te dejo, me está agarrando la tarde, chao.

Luego de colgar el celular, fue a su armario para ver qué se ponía, quería estar a la altura del señor Piter. Ella, ya lista, salió y tomó un taxi rumbo al restaurante, que era muy elegante por cierto. Al llegar, Piter la esperaba afuera como todo un caballero.

—Puntual, señorita Grey, eso me gusta, además déjeme decirle que está usted preciosa.

—Gracias, Piter, tú estás guapo —dijo ella sonrojada.

Ellos pasaron a la mesa reservada y pidieron la cena junto a una botella de vino.

—Señorita Grey...

—Por favor, dime solo Kimberly.

—Está bien —dijo él sonriente—, ¿por qué no hablamos algo fuera del trabajo?

—Bien, usted dirá.

—¿Es usted comprometida o tiene novio?

Ella rio ligeramente y dijo: —Ninguna de las dos, pero disfruto de mi soltería.

—Oh, vaya, agradable y lamentablemente.

—¿Por?

—No, preciosa, solo que eres tan hermosa e inteligente.

—Gracias, Piter, pero te agradezco si solo tenemos una unión laboral y una amistad.

—Directa, eso me gusta más. Bien, acepto por el momento.

Ambos rieron. Lo que no sabía Kimberly era que estaba siendo observada por Omar, que la veía a una gran distancia. Cualquiera diría que Kimberly y Piter eran pareja, parecían pareja.

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